miércoles, 4 de enero de 2012

¡¡¡SE ACABO LA MAGIA PERO DEBE CONTINUAR LA ILUSION!!!


         Está sentado a mi lado.

Es moreno, de ojos grandes, oscuros y muy expresivos. Se llama Sergio... está llegando a esa edad en la que se acaba “la magia”... ya tiene ocho años.

Yo soy su terapeuta personal desde hace dos años; ademá de trabajar con él siguiendo un programa de reeducación específico me he ido convirtiendo en su “amiga”.

            Sólo falta una semana para la esperada llegada de los Reyes Magos...

            Él me mira triste, está disgustado, confuso, pequeñas lágrimas se resisten a resbalar por su cara (“cree que los niños no deben llorar”), está enfadado con sus padres,...

¡¡¿CÓMO ES POSIBLE QUE LOS REYES SEAN LOS PADRES? – Me pregunta.- ¡MIS PADRES NO SON TAN ALTOS COMO PARA PODER ESCONDER LOS REGALOS ENCIMA DEL ARMARIO! ¡HAN TENIDO QUE SER LOS REYES MAGOS... MIS PADRES ME ESTÁN ENGAÑANDO?

            Yo sonrío con ternura e intento buscar una respuesta, una manera de calmar su angustia. Pero a su vez me pregunto ¿ cómo es posible que no lo entienda, que se niegue a acepatar una realidad tan evidente?

            Sergio no es “tonto”, es muy espabilado, muy “listo”... ¿No se acuerda de que existen las escaleras?

            Rosa tiene once años, no espera nada con ilusión. Ya sabe lo que el van a traer los Reyes; es más ella irá a comprarlo con su madre pues sabe dónde  conseguir su consola más barata.

¿Por qué no intentamos que al acabar la magia infantil no muera la  ilusión?

Ayer salí con mi hermana Letizia y mi hermana Marina, nos convertimos en “reyes magos por un día”. Fue un bonito día; compramos algunas sorpresas para nuestros seres más queridos, charlamos, comimos, paseamos y Leti tuvo la ocasión de colaborar con veinte euros de su primer sueldo buscando algo con ilusión para nuestros pequeños sobrinos.

¡ Hasta nos invitó a un rico café!

Al llegar a casa, entramos de puntillas, y entre risas buscamos lugares donde esconder aquello que seguramente los otros esperaban con ilusión ... porque nosotras guardaremos nuestro secreto hasta el cinco de enero en que los colocaremos al lado del zapato de cada uno cuando nadie nos vea y antes de irnos a dormir  dejaremos  garbanzos y agua para los camellos.

A Letizia le hicimos ver en su momento que se había acabado la magia, pero que empezaba una NUEVA ETAPA que puede ser incluso más bonita ... sólo se trata de seguir siendo niños en algún rinconcito  de nuestro alma y saber crear ilusión y compartirla con todos los que viven  a nuestro alrededor.

MAPI NAVARRO

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